quinta-feira, 19 de novembro de 2009

Ausentar-se

"Me fotografié y me pregunté cuántos miles de veces habría cruzado Walser el umbral de aquella puerta que tenía a mis espaldas. Y me conmovió pensar que era exactamente allí mismo donde Robert Walser, en compañía de Carl Seeling, encendía muchas mañanas el primer cigarillo Maryland del día mientras se preparaba con su amigo para la larga excursión a pie, por los alrededores. Le imaginé en el momento de decirle a Seelig allí mismo, junto a aquella puerta: «No le doy ningún valor a mi vida, sólo a las vidas ajenas, y pese a ello amo la vida, pero la amo porque espero que me dé alguna ocasión para echarla decorosamente por la borda.» O bien aquello, no menos walseriano, que leemos en Discurso a un botón: «Eres capaz de vivir sin que nadie se acuerde, ni lejanamente, de que existes.»"



Enrique Vila-Matas, Doctor Pasavento. Anagrama, 2005.

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